Trigueirinho – LEYES
PARA EL DESARROLLO INTERIOR (4)
Ley del propósito
único
Para
que se realicen obras evolutivas, se necesita claridad de meta y unidad de
propósito.
Antes
de exteriorizarse, esas obras surgen en los mundos internos mediante el impulso
de esta ley.
Es
también debido a ella que se produce la consagración del hombre, por medio de
su unión con núcleos internos y profundos; para que se consume es necesario que
su voluntad esté totalmente dirigida hacia el cumplimiento de la meta de estos
núcleos.
Un
tenue umbral separa el estado humano del suprahumano, pero no se lo puede
cruzar si este no fuese el único propósito del individuo.
En
los niveles materiales, las fuerzas conflictivas hacen que las circunstancias
retrógradas se opongan a las oportunidades de crecimiento. Es un enfrentamiento
que se produce a cada instante y, para liberarse de él, el individuo elige y
asume una sola meta, orientada hacia esferas inmateriales - así esta ley
colabora con la elevación del ser.
La
existencia de un propósito único es, por lo tanto, esencial para la evolución.
Débil es la corriente de un río que se divide en innumerables riachos. De
manera análoga, cuanto más intereses tiene un ser, menos se dedica a cada uno
de ellos. La falta de tenacidad en relación a una meta superior no sólo produce
el debilitamiento de la voluntad, sino que también vuelve tibio el carácter. Es
necesario no ceder a lo retrogrado para verdaderamente adherir a lo evolutivo.
Estos
son puntos claves para el contacto con la ley del propósito único.
Ley de la economía
Determina
el camino de menor resistencia para la manifestación del propósito evolutivo.
Al orientar su energía hacia la materialización de obras espirituales, sin
dispersarla en situaciones o compromisos superfluos, el ser humano cumple la
ley de la economía. El reconocimiento y la vivencia de esa ley derivan de la
superación del libre albedrío.
La
ley de la economía se expresa espontáneamente en civilizaciones más avanzadas.
No
hay una escuela que la enseñe, pues su aprendizaje brota naturalmente cuando se
reconoce que la vida debe estar completamente entregada a la Fuente Única.
Ley de la armonía
Hace
emerger en el consciente la sintonía con leyes y patrones superiores. Permite
el florecimiento de la paz y de la comprensión. Por medio de la armonía se
puede percibir que existe una sola meta, general y no fragmentada, para todos
los seres.
Quien
entrega el libre albedrío a la voluntad del espíritu se vuelve apto para pautar
su vida según la ley de la armonía, ley que se hace presente inclusive en
momentos de embates. En mundos más avanzados que la Tierra, la armonía es un
principio activo, una frecuencia vibratoria elevada que los envuelve por
completo. En ellos, toda la creación compone un sistema de armonía, base de su
equilibrio en el cosmos. La armonía es omnipresente en las razas superiores,
por ser reflejo puro de aquello que todas las partículas creadas traen en su
interior.
La
armonía emerge de los actos simples, realizados por amor a la evolución.
Siempre que se realiza algo sin intenciones personales, sin imponer la propia
voluntad, sin conflictos que se inmiscuyan en esta realización, la armonía se
revela.
Ley del Amor
Rige
este sistema solar y esta galaxia en toda su infinita extensión. De ella
derivan otras leyes cósmicas, como las que gobiernan los sistemas solares y los
planetas. Sin ella no podrían aplicarse las demás. Está en vigencia en todos
los niveles y en todas las escalas evolutivas de este universo.
Esta
ley actúa permanentemente en el cosmos, atrayéndolo hacia su destino superior.
Alimenta
la chispa divina en todas las partículas y revela, en lo intimo de cada ser, su
vinculo con la Fuente Única.
La
ley del amor-revelación permite que en el momento exacto surjan vislumbres que
iluminan el Camino, trayendo la certeza de la dirección a seguir y el impulso
para vencer obstáculos.
Participa
de la formación del cuerpo de luz y su desarrollo, a pesar de aplicarse también
en niveles de existencia propios de otros cuerpos del ser. Estimula la
integración de la consciencia a las esferas sutiles y la encamina hacia la
unión cósmica.
Despierta
potenciales magnéticos, hace emerger la comprensión de la realidad que subyace
a los hechos exteriores y afirma el destino trascendente de la vida. Capacita
al ser para expresar la energía correcta para cada momento y lo lleva a
trascender las apariencias. Se llega a ella por medio de la fe.
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